A veces, la vida nos regala momentos en los que nuestros pensamientos se paran, se atascan y no saben cual debería ser la respuesta correcta. El error es creer que esto es el problema, o una mala señal, sin embargo, sin ellos seriamos incapaces de reflexionar y pensar. Paradojas de la vida, ese blanco y en botella que nunca es leche, o el más claro agua que sigue siendo opaco. Como el hecho de explicarle a una niña una canción para piano sobre la inocencia. ¿Qué es la inocencia?¿Acaso ella, en plena facultad y vivencia de ella lo sabe? Ella que más que cualquier adulto siente lo que es la inocencia pues la vive en cada poro de su piel y no la ve, no la comprende.
Algo así siento ahora mismo, pensamientos enroscados, fugaces, intrigantes, angustiados, ansiando la desembocadura en una respuesta clarificante, tranquilizadora. Quizás ese sea uno de los problemas por los que el ser humano se paraliza a la hora de dar respuestas sobre hechos con los que convive a diario, es más, le inundan a diario. Buscamos una respuesta que nos calme, nos salve y nos alivie, sin darnos cuenta que a lo mejor solo encontrar esa respuesta es el peor de nuestros destinos. Quizás sea el error encontrar la calma ante nuestras divagaciones, quizá lo correcto, solo sea la entropía, el caos, el desaliento y la desilusión.
Supongo que siempre he evitado pensar sobre el tema, pero llega un día que se nos planta en la cara, nos mira, con ojos helados de ángel, y nos congela. El amor.
¿Es tan bueno como creemos? ¿es por el contrario lo peor con lo que podríamos cruzarnos? ¿Influye nuestro momento personal para creer en una pregunta o en otra? Me temo que el momento ha llegado, pero se que no será único, no será esta noche, fatídica noche de noviembre, en la que mis pensamientos se resuelvan, se aclaren y descansen. Más bien la oscuridad de la noche solo ha traído el vacío absoluto de quien sabe que anda perdida.
Dijo Empédocles que el amor y el odio eran el motor del mundo, tras él han pasado infinidad de filósofos, de personas que han buscado el sentido a la vida, tratar de racionalizarlo, sin embargo...creo que a día de hoy nadie ha dado una respuesta mejor. El amor a la vida seguido del odio al amor. Los únicos motores capaces de mover a 7 mil millones de personas, que contienen en sí mismo tanta energía que sin ello, sinceramente, el ser humano no iría a ninguna parte.
El amor, el odio, siempre tan cerca y tan opuestos, gemelos inseparables, hermanos divorciados...
¿Sinónimos?