lunes, 23 de marzo de 2015

Tormenta

Quizás las tormentas nos gusten porque así las lágrimas se confunden con gotas de agua golpeando los cristales. El cielo gris y la sensación de nostalgia esta vez es visible en todo lo que te rodea, y no solo en nuestro alma. ¿Quién iba a fijarse en nuestras lágrimas pudiendo contemplar como el cielo llora en primavera? Ese gran espectáculo que se abre ante nuestros ojos y que solo es un reflejo, a lo grande, de lo que llevamos dentro.
Puede que esta sea la causa de que las tormentas, nos gusten más o menos, siempre influyan de manera tan significativa en nuestro estado de ánimo. A algunos les recordará todos los sueños por cumplir, las aspiraciones inconclusas y a otros ese primer beso entre sus brazos. Las tormentas son la excusa perfecta para refugiarnos en el alma de los que nos cuidan.  Pero, si hay algo indudable, es que las tormentas pasan, por suerte o por desgracia, y después siempre viene la calma. O no.

No hay comentarios:

Publicar un comentario